Por Iker Seisdedos/El País
Una infracción de tráfico acabó el lunes pasado con la muerte de Jayland Walker, un joven negro de 25 años que iba desarmado. Ocho policías le dispararon hasta 90 veces en la localidad de Akron (Ohio). Tras varios días de protestas en la ciudad, la policía local se ha visto obligada a difundir este domingo durante una conferencia de prensa las grabaciones de las cámaras corporales que los agentes implicados están obligados a portar, según la ley estadounidense. La autopsia encontró 60 heridas de bala en el cuerpo de Walker. No está claro aún si recibió 60 disparos, pues ese número podría resultar de sumar los orificios de entrada y de salida de los proyectiles.
La policía dio el alto a Walker pasada la medianoche. Trató de escapar al volante, primero, y, al verse acorralado, salió corriendo del coche. Según la versión oficial, los agentes presentes creían que iba armado. El muchacho llevaba una pistola en el coche, pero no la portaba en el momento de caer fulminado en la calle. En el vídeo difundido este domingo se ve cómo los policías corren tras el joven, hasta que la imagen queda congelada y es cuando se escucha una terrorífica salva de decenas de disparos.
Walker se suma a la nómina de los hombres afroamericanos muertos a manos de las fuerzas de seguridad en los últimos años: de Trayvon Martin, cuyo asesinato a manos de un vigilante vecinal hace una década encendió la mecha del movimiento Black Lives Matter, a George Floyd, que murió en 2020 asfixiado por un agente en Minnesota. Aquella tragedia introdujo en el debate nacional la necesidad de revisar los protocolos de la policía con respecto a las minorías.
La reacción a su muerte ha encendido las protestas en la ciudad, y ha provocado la cancelación de la fiesta del 4 de julio, que este lunes paraliza todo el país. Los ocho agentes involucrados en el tiroteo han sido suspendidos de servicio. Las autoridades de Akron se preparan para más protestas ciudadanas.
Todo sucedió el lunes pasado a eso de las 12:30. La policía le dio el alto al coche en el que viajaba Walker, que se negó a detener el vehículo. Según los agentes, el chico disparó desde dentro del coche una vez, pese a que la familia niega ese extremo. Lo que está claro es que cuando salió del carro y empezó a correr, no llevaba esa pistola.
“El modo en el que se comportó el sospechoso hizo temer a los agentes de que era una amenaza mortal para ellos”, aseguró el departamento de policía de esta ciudad industrial del Medio Oeste, de algo más de 200.000 habitantes. Walker murió en mitad de la carretera.
El abogado de su familia, Bobby DiCello, ha declarado que el joven presentaba “heridas en todos las partes de su cuerpo”.
La policía no ha publicado aún detalles sobre la cantidad de disparos efectuados (unos 90, según la familia). Tampoco, los nombres de los agentes involucrados.
El pasado 25 de mayo, Joe Biden promulgó una orden presidencial para marcar el segundo aniversario de la muerte de George Floyd. Aquella muerte fue la chispa para que prendiera una ola de protestas por todo el país. El caso se convirtió también en la vara de medir de todas las historias de abuso policial con, como es el caso, una persona negra involucrada. La orden pretendía, precisamente, evitar esos abusos policiales con una reforma de algunos procedimientos y un mayor control y vigilancia sobre los agentes que cometan excesos. La idea es limitar el uso de las armas y de la fuerza a lo que sea realmente necesario. A falta de lo que concluyan los investigadores, todo indica que el lunes pasado en Akron la policía no cumplió esa orden.