El primer episodio de la nueva entrega de Netflix sobre la vida del cantante (disponible el 22 de abril a las 22.00, hora de México) aborda la conflictiva relación del artista con Luis Rey
Por Elena Reina/El País
—¿Te crees que cantas como los ángeles? Estás donde estás gracias a mí.
Luis Miguel tiene sólo 17 años, el pelo como El Pájaro Loco y todavía no es dueño de sí mismo. El único amo y señor de cada paso que da es su padre, el cantante español y desconocido en su tierra, Luis Rey. Este artista gaditano, casado con la italiana Marcela Basteri, hace lo imposible para vivir de su música en un México de principios de los años ochenta. Pronto descubrirá que el futuro de su familia dependerá de la garganta de su primogénito, de ojos dulces y y sonrisa pícara. Luis Gallego Sánchez (el nombre real de su padre) se convierte en el centro de la diana del primer capítulo de la nueva serie de Netflix sobre la vida de Luis Miguel. Un proyecto supervisado por el propio cantante que promete desvelar, después de años de misterio, los secretos mejor guardados del Sol de México.
Diego Boneta hace de Luis Miguel. Juan Carlos Polanco NETFLIX
Y en la primera entrega, Luis Miguel mata a su padre, no literalmente. Lo pone a esnifar cocaína, a manejar fraudulentamente sus cuentas, a manipular sus conciertos, sus amistades, sus novias. Lo culpa de su soledad, de arrebatarle «la mujer de su vida» —después vendrían más—, una familia, un hogar. Luis Rey, interpretado por el actor español Óscar Jaenada, se posiciona desde el minuto uno de la serie como el villano principal de la vida de El Sol. Él lo crea y él puede destruirlo cuando quiera.
El capítulo comienza con un concierto en Paraguay en 1992. Aunque a lo largo de los siguientes 54 minutos el espectador ha cambiado tantas veces de fechas y de ubicaciones —Acapulco, Ciudad de México, Ciudad Juárez, 1992, 1981, 1987— que tiene que ir haciendo cuentas en cada escena. Unos minutos antes de aquel concierto, en plena época dorada de Luis Miguel, el cantante recibe una noticia: «Tu padre está en el hospital, se está muriendo». Mickey —así lo llaman en aquella época— parece ignorar aquella advertencia, aunque el actor que lo interpreta, Diego Boneta, se esfuerza por mostrar en un rostro altivo aquellos sentimientos encontrados: dolor, alivio.»Te tenés que despedir de tu papá, si no, te vas a arrepentir el resto de tu vida», insiste aquel hombre con acento argentino.
No lo hace, se agarra el pelo para atrás con las dos manos mientras baja la cabeza —uno de los gestos más característicos de él—, la levanta súbitamente y con un movimiento rápido, deja caer un mechón sobre la frente. Patada al aire. Sonrisa. «Cuando calienta el sol aquí en la playa…». El show de Luis Miguel debe continuar.
Lo que parece querer mostrar Luis Miguel con esta serie queda claro desde el primer capítulo. Durante años existieron en el mismo cuerpo dos hombres, Luis Miguel Gallego Basteri y El Sol de México. El primero nació en Puerto Rico en 1970 y soportó desde su infancia a un padre drogadicto, controlador, frustrado. Una vida sin una casa fija, con una cariñosa madre que los abandona cuando él era un adolescente, una joven estrella exprimida en todas las facetas de su vida, tanto la artística como la personal —según muestra la serie, Luis Rey decidía hasta qué mujer se sentaba a su lado en una entrega de premios—. Y, a la vez, todo un fenómeno de masas. Porque la gente no iba a los conciertos sólo a escuchar a Luis Miguel, iban principalmente a verlo, a adorarlo, como si fuera un dios. Y como aquel ser inmortal que era, se le identificó desde temprano con El Sol. De México vendría después, con una nacionalidad que contentaría a todas sus fans.
Desde el principio de la serie se muestra a un Luismi enamorado por primera vez —»Antes de conocerte a ti yo era virgen», señala irónico— de la fotógrafa Mariana Yakbez (interpretada por la actriz colombiana Paulina Dávila) seis años mayor que él. Se conocieron en la grabación del videoclip de Cuando calienta el sol en 1987. Él entonces sólo tenía 17 años y ya le había propuesto irse a vivir juntos. Algo que desaprobó su padre desde un inicio, convencido de que para conseguir que su hijo fuera el objeto de valor codiciado por todos y, sobre todo, por todas, no podía aparecer en cada foto con la misma mujer de la mano. Y de nuevo, el malo de la película, acaba interfiriendo en aquella relación idílica, que tenía a Luis Miguel embobado por aquella muchacha de pelo rizado hasta la espalda.
Aparece también la famosa casa de Acapulco, uno de los primeros regalos que le hace su padre con el dinero que él mismo ganó. Este lugar será la sede de las famosas fiestas de Mickey, cuando aquella localidad costera del Pacífico era el destino habitual de las más afamadas estrellas de Hollywood.
El primer capítulo de la serie termina como empieza. El conflicto con su padre promete continuar en el siguiente episodio. Luis Miguel tendrá que salir a dar la cara ante los medios después de haber tomado una de las decisiones más importantes de su vida. El show continúa.
Netflix ha anunciado que cada domingo, después del estreno el próximo 22 de abril —a las 22.00 (hora de México)— mostrará una entrega nueva. Aunque en el resto de días, la hora prevista será un poco antes, a las 21.00. El primer episodio sufrió un cambio de horario debido a que coincidía con el primer debate electoral en México.