Las personas en coma son conscientes de lo que les rodea

Imagen de cerebro que muestra la ubicación del tálamo (verde) y corteza motora primaria (azul).

La incapacidad para moverse se debe a la falta de comunicación entre dos regiones del cerebro decisivas para el movimiento.

Por Pilar Quijada/Abc

A pesar de que no pueden moverse, “algunos pacientes que parecen estar en un estado vegetativo son realmente conscientes de sí mismos y de su entorno, de crear recuerdos e imaginar cosas como cualquier otra persona”, explica Davinia Fernández-Espejo, de la Universidad de Birmingham. Y no pueden responder porque una importante ruta de comunicación en el cerebro está interrumpida.

La revista “Jama Neurology” explica en detalle la investigación, que ha encontrado un daño estructural en la comunicación entre la corteza motora primaria, esencial para la planificación y ejecución de movimientos, y el tálamo, considerado la puerta de la consciencia. Se trata de una vía cerebral fundamental que explica cómo algunos pacientes en estado vegetativo son conscientes de su entorno a pesar de su estado y su incapacidad para responder a lo que ven.

El tálamo podría considerarse también el recibidor del cerebro. Por él pasan las sensaciones procedentes de los sentidos, excepto el olfato, y actúa como una estación repetidora que se selecciona las señales relevantes. Por ejemplo, cuando una señal se vuelve repetitiva, se interrumpe la transmisión. Es por eso que habitualmente no notamos el roce de la ropa o del anillo del dedo anular.

Sin embargo, sí se presta atención a las informaciones relevantes, que se envían a la parte más evolucionada del cerebro, la corteza cerebral, para que emita una respuesta, que se devuelve de nuevo al tálamo, para que se ejecute.

Al destacar el daño de las vías que conectan físicamente el tálamo, uno de los centros de consciencia, y la corteza motora, que impulsa nuestra actividad muscular voluntaria, como la razón que está detrás de la falta de respuesta de las personas en estado vegetativo, “hemos proporcionado una explicación importante«, destaca Davinia Fernández-Espejo, diplomada en Logopedia y Licenciada en Psicología por la Universidad de Oviedo, que ha centrado su carrera investigadora en estudiar la consciencia y sus trastornos.

Duda recurrente

Si las personas en coma puede oír es una duda recurrente. En enero de este año, otra investigación publicada en la revista “Neurorehabilitation and Neural Repair” concluía que “sí”. Y se basaba en la observación de que los pacientes en coma que escucharon historias familiares que forman parte de sus recuerdos, contadas por sus seres queridos, recuperaron la consciencia significativamente más rápido que los que no escuchan esos relatos. A esto se suman los testimonios de pacientes que recuerdan hechos ocurridos mientras ellos estaban aparentemente inconscientes.

La investigación publicada ahora en JAMA Neurology se basa en un paciente que mostraba evidencia de consciencia de forma repetida en múltiples exámenes, a pesar de estar en un estado vegetativo desde hacía más de 12 años. También se siguió a otro paciente con variables clínicas similares, pero capaz de llevar a cabo movimientos intencionados, así como a 15 voluntarios sanos, como control. Todos fueron sometidos a resonancia magnética funcional (fMRI) y a tractografía, una técnica de imagen que permite ver las conexiones nerviosas entre distintas regiones del cerebro.

Los participantes debían responder a órdenes, como por ejemplo imaginar que mueven su mano en respuesta a la palabra «mover», mientras se medía su actividad cerebral. Además, los investigadores evaluaron la integridad de las vías estructurales esenciales para la ejecución de movimientos, es decir la que conecta el tálamo con la corteza motora.

Antes de dar el paso crucial de desarrollar terapias dirigidas para ayudar a estos pacientes, necesitábamos identificar la razón de la disociación entre la consciencia de ellos mismos y de su entorno y la incapacidad para responder con movimiento intencional, explica Fernández-Espejo.

«El objetivo final es utilizar esta información para crear terapias específicas que puedan mejorar drásticamente la calidad de vida de los pacientes. Por ejemplo, con los avances actuales, si podemos ayudar a un paciente a recuperar incluso un movimiento limitado en un dedo, abre muchas posibilidades para la comunicación y el control de su medio ambiente”, mediante un ordenador, destaca la investigadora. Pese a que la aplicación no será inmediata, el equipo de Fernández-Espejo cree que su trabajo es hito significativo en el estudio del estado vegetativo y su recuperación.

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