Escudos plegables antibalas para proteger a Francisco en Morelia, Michoacán.
Por JUAN VICENTE BOO/ABC
En la capital de un estado sometido al terror de los narcos, el Papa Franciscoha exhortado a los fieles de Michoacán a no resignarse al dominio de «la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas y el desprecio por la dignidad de la persona».
Ante los veinticinco mil fieles que asistían a la misa en el Estadio Olímpico de Morelia pero, sobre todo, ante un país que sigue cada uno de sus pasos en directo por televisión, el Papa levantó la voz contra el clima de resignación y desesperanza que las continuas matanzas han logrado imponer, no sólo en estado de Michoacán sino en casi la mitad del territorio nacional.
Su mensaje, presentado bajo un sol cegador, era una llamada a no quedarse paralizados, a no aceptar lo inaceptable, a cooperar todos de modo pacífico pero firme, a erradicar el mal. Lo hacía en una misa para sacerdotes, seminaristas, religiosas, personas consagradas, fueles de movimientos y vocaciones jóvenes de todo México, por lo que el Papa aplicaba un enfoque teológico al peor de los problemas del país.
«¿Qué tentación podemos tener una y otra vez frente a esa realidad que parece haberse convertido en un sistema inamovible?», les preguntaba con fuerza. La sumisión oculta de muchos gobernadores y alcaldes a los «narcos», ha llevado a un clima de pérdida de esperanza, sobre todo a la vista de la complicidad de la policía y muchos fiscales, que no mueven un dedo para investigar miles de asesinatos.
La peor tentación ante ese drama, según el Papa, «podríamos resumirla con la palabra resignación. Que significaría la victoria del mal, de un mal que a veces se disfraza con ropajes pseudoreligiosos en algunas de las peores bandas criminales».
Francisco alertaba al país entero de que «frente a esa realidad nos puede vencer una de las armas preferidas del demonio, la resignación: ‘¿Y qué le vamos a hacer? La vida es así…’». El Santo Padre advirtió que esa actitud es «una resignación que nos paraliza, que no sólo nos atemoriza sino que nos atrinchera en nuestras ‘sacristías’ y aparentes seguridades, una resignación que nos impide arriesgar y transformar».
Impide incluso alabar al Señor «porque nos quita la alegría». Por eso es necesario rezar, como enseñó Jesucristo: «Padre nuestro, no nos dejes caer en la tentación». Como ejemplo de persona que no se resignaba ante los problemas de su tiempo, Francisco recordó al primer obispo de Michoacán en el siglo XVI, Vasco Vázquez de Quiroga, «este evangelizador conocido también como ‘Tata Vasco’, como ‘el español que se hizo indio’ ante la realidad que vivían los indios purépechas».
En una carta pastoral de 1554, el obispo Vázquez de Quiroga describía a los purépechas como «vendidos, vejados y vagabundos por los mercados, recogiendo las rebañaduras tiradas por los suelos».
El báculo del ‘Tata Vasco’
Muchos indígenas, mezclados entre los fieles, podrían considerar muy actuales esas palabras que el Papa leía no como denuncia antigua sino como ejemplo de problema que movió a Vázquez de Quiroga a actuar: «El dolor del sufrimiento de sus hermanos se hizo oración, y la oración se hizo respuesta. Eso le ganó el nombre entre los indios de ‘Tata Vasco’, que en lengua purépecha significa ‘Papá’».
Francisco dio las gracias al cardenal Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia, por haber seleccionado para la ceremonia el báculo y el cáliz desu histórico predecesor.
El propio Suárez Inda es un ejemplo de respuesta. Su nombramiento como cardenal el año pasado fue una absoluta sorpresa, pero el Papa comentó después los motivos: porque «es un pastor que está en la sartén», la sartén de centenares de asesinatos de los narcos y las bandas criminales. Incluso el gran crucifijo que presidía la misa, con un Cristo muy sangrante y retorcido por el dolor, era un continuo recuerdo de las víctimas.
El territorio es peligroso, y el dispositivo de protección del Papa,formada por miembros de la escolta presidencial, era más numeroso de lo habitual. Algunos de los «hombres de negro» llevaban pantallas antibalas plegables. Son tan discretas que parecen simplemente un maletín negro delgado, y sólo se despliegan en caso de necesidad.
El programa del Papa en Morelia incluye un breve saludo a los rectores de catorce universidades mexicanas y seis líderes de otras confesiones cristianas. Pero el plato fuerte está previsto para la tarde. Es el encuentro con cincuenta mil jóvenes venidos de todo México en el estadio «Morales y Pavón». Francisco dedicará el miércoles, su última jornada en México, a visitar Ciudad Juárez, en la frontera con los Estados Unidos.