Algunos pacientes que superaron la enfermedad, reportan algún síntoma relacionado con el virus, incluso semanas o meses después de haber dado negativo. La explicación de los científicos.
Por Infobae
A 10 meses de la aparición del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 y la enfermedad que genera COVID-19 y que se volvió pandemia desde marzo, todavía queda mucho por aprender a nivel científico. Y uno de los temas que más preocupan a la sociedad es la prolongación de los síntomas de esta infección en pacientes que cursaron la enfermedad en forma moderada o severa.
Los últimos datos científicos publicados en la revista científica BMJ revelan que los síntomas de esta infección pueden persistir durante semanas o meses después de su diagnóstico e incluyen de todo, desde dolor en las articulaciones, cefaléas y fiebre, hasta pérdida de olfato, gusto, cabello y visión doble.
Uno de los estudios científicos presentado hace pocas semanas indica que los pacientes con COVID-19 sometidos al mismo, experimentaron hasta 98 síntomas diferentes de la enfermedad.
“No están lo suficientemente enfermos como para ser hospitalizados, pero sufren síntomas muy graves, a veces durante mucho tiempo en casa”, explicó Natalie Lambert, profesora asociada de medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Indiana, en Estados Unidos, que se asoció con un grupo de apoyo de COVID-19 llamado Survivor Corps para encuestar a los pacientes en la página de Facebook del grupo sobre sus síntomas. Ella estimó que más de 1500 miembros del grupo dieron sus respuestas. El cuestionario solicitó a los usuarios que identificaran qué síntomas estaban experimentando y les permitió agregar síntomas que Lambert no había considerado.
En total, los pacientes informaron 98 síntomas diferentes que atribuyeron a su diagnóstico COVID-19. En parte, esos síntomas incluyeron mareos, ansiedad, dolor de cabeza, erupciones cutáneas, pintura en las articulaciones, falta de aliento, acidez estomacal, diarrea y fiebre. También informaron dificultades con la memoria, el pensamiento, el sueño y la visión. Más de una cuarta parte de los encuestados dijeron que experimentaron dolor continuo, como dolores corporales, dolor nervioso y dolor en las articulaciones.
Todos los participantes permanecieron en el anonimato, haciendo imposible confirmar su diagnóstico o síntomas con un médico. Y es imposible descubrir qué síntomas pueden estar directamente relacionados con la infección por COVID-19, como la fiebre, y cuáles podrían estar relacionados con el estrés general y la ansiedad de estar en una pandemia. Pero eso no significa que los médicos no estén prestando atención. “Cuando las personas se infectan, se enferman y tal vez están en la cama durante unas semanas. No se recuperan tan completamente y tan rápido como les gustaría”, aseguró el doctor Anthony Fauci, el principal experto de Estados Unidos en enfermedades infecciosas, en los informes Andrea Mitchell de MSNBC.
Al respecto, el doctor Elmer Huerta, prestigioso oncólogo peruano, médico y comunicador radicado en Estados Unidos, se refirió a esta problemática en un podcast especial de la CNN, Coronavirus: Hechos vs. Ficción.
Allí, Huerta explicó que los médicos están comenzando a comprender los síntomas que deja la infección en el cuerpo. “En primer lugar, los investigadores proponen reconocer dos tipos de condiciones que se producen después de haber sufrido la infección: el COVID-19 prolongado y el COVID-19 crónico, siendo que ambos comprometen varios sistemas del organismo y que éstos aparecen incluso luego de una enfermedad relativamente leve. El COVID-19 prolongado se extiende más allá de las tres semanas del inicio de los primeros síntomas. Y el COVID-19 crónico es aquel que permanece con sintomatología después de 4 meses del primer síntoma”, indicó.
Y agregó: «Dado que muchas personas no se hicieron la prueba al momento del diagnóstico y las pruebas falsas negativas son comunes, los investigadores sugieren que una prueba positiva para coronavirus no es un requisito previo para el diagnóstico de esas dos formas de condición prolongada de la enfermedad. Basta con el juicio clínico del médico. En cuanto a los autores afirman que éstos pueden variar ampliamente, pero pueden incluir dificultad para respirar, dolor de pecho, dolores de cabeza, dificultad para concentrarse, dolores musculares y debilidad, malestares gastrointestinales, alteración metabólica, formación de coágulos, depresión y otros trastornos de la salud mental. Las alteraciones en la piel pueden incluir ampollas, ronchas, sabañones.
Según comentó Huerta, en cuanto a la frecuencia de las formas prolongada y crónica de COVID-19, los investigadores dicen que se presentaría en el 10% de las personas que superan la infección, siendo este un número inferior a estudios previos al respecto. Y en cuanto al tratamiento, afirman que mucho de los pacientes con los síntomas residuales de COVID-19 se recuperan lentamente pero de manera espontánea requiriendo sólo descanso, medicamento sintomáticos, aumento gradual de la actividad y el refuerzo de la salud emocional.
“Lamentablemente, afirman los investigadores, la permanencia de los síntomas por COVID-19 no tiene aún bases sólidas y se apoya en pruebas limitadas. Un punto importante es la recomendación del uso de un oxímetro en el hogar para detectar precozmente la neumonía causada por el virus. Recordemos que le oxímetro de pulso es un dispositivo que puede comprarse sin receta médica y sirve para medir la saturación de oxígeno en la sangre, midiendo el nivel de oxigenación de una persona en forma muy precisa. El valor normal de saturación de oxígeno es de 95 a 100. Si es menor a 92 la persona debe ser hospitalizada. La ciencia está comenzando a reconocer que no todos los pacientes que sufren COVID-19 regresan a la normalidad y que debemos esperar más estudios para evaluar el impacto de la enfermedad”, concluyó el experto.
En otra investigación del Journal of the American Medical Association (JAMA), que siguió a 143 pacientes italianos durante 60 días, encontró que el 87,4% de ellos, aunque ya estaba en su hogar y libre de COVID-19, seguía presentando algún síntoma respiratorio persistente a semanas después de haberse contagiado.
“Los médicos e investigadores se han centrado en la fase aguda del COVID-19, pero es necesario un seguimiento continuo, después del alta, para detectar los efectos duraderos”, escribieron Angelo Carfì, Roberto Bernabei y Francesco Landi, científicos de la Fundación Policlínico Universitario Agostino Gemelli IRCCS de Roma. Recordaron que muchos pacientes que sufren otro tipo de neumonías, sobre todo si requieren hospitalización, también padecen con frecuencia síntomas persistentes aun luego del alta.
Según el estudio, el 87,4% de los pacientes de COVID-19 que se habían recuperado seguían presentando al menos un síntoma persistente, en particular la fatiga y la disnea (falta de aire), a 60 días de la infección. Algunos, a pesar de estar hace mucho dados de alta, tenían síntomas en plural: el 32% sufría hasta dos y el 55% tenía tres o más. Entre los más comunes se destacaron la fatiga (53,1%), la falta de aire (43,4%), el dolor en las articulaciones (27,3%) y el dolor en el pecho (21,7%).
La investigación italiana hizo un seguimiento “de todos los pacientes que cumplían con los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la suspensión de la cuarentena”, explicaron los médicos: al menos tres días consecutivos sin fiebre, mejoría de los demás síntomas y dos resultados negativos en pruebas de SARS-CoV-2 hechas con 24 horas de diferencia. Todos ellos habían estado hospitalizados, “el 72,7% con evidencia de neumonía intersticial” y el 20% con asistencia respiratoria (15% no invasiva y 5% en un respirador). Su edad promedio era de 56,5 años (un rango total de 19 a 84 años) y el 37% eran mujeres, es decir que la mayoría eran hombres. En general habían estado dos semanas ingresados.
Al comprobar que sólo 1 de cada 10 pacientes de COVID-19 se recuperaron plenamente en el tiempo habitual, el trabajo brindó una perspectiva importante, a pesar de haberse realizado sobre un grupo pequeño: el restablecimiento de la salud puede ser un camino más largo que lo que se creía. Eso implicaría vigilar a las personas que se da de alta durante más tiempo.
Paul Garner, infectólogo y profesor de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool y coordinador del Grupo Cochrane de Enfermedades Infecciosas escribió una columna en The British Journal of Medicine (BMJ) luego de dar positivo por COVID-19.
“Para algunas personas, la enfermedad continúa durante algunas semanas, y no se disipa en el plazo de 14 días que se estableció como promedio habitual. Los síntomas van y vienen, y son extraños. El agotamiento es grave, es real y es parte del cuadro de la enfermedad”, concluyó el experto.