Por Ramón Rodríguez Rangel
El PAN en Veracruz, ha seguido el método perfecto en este proceso electoral federal, pero no para ganar, para perder, sin que nadie ni siquiera la candidata presidencial ponga orden en su partido.
El hecho que se permita institucionalmente que anden como perros y gatos en el PAN en Veracruz, evidencia la falta de un liderazgo fuerte en este partido, no es posible que personajes como Julem Rementería actúen en completa anarquía, como si fuera agente estratégico del partido adversario.
La diferencia precisamente entre el PAN y el PRI es que los priistas finalmente a pesar de sus diferencias se ponen de acuerdo y se disciplinan, y los panistas, como se ha visto en Veracruz no tienen madurez ni oficio político.
No se trata de que se imponga determinado personaje, pero si ya hay acuerdos y resolutivos como los que favorecieron a Fernando Yunes, después de ganar la elección interna en el estado, los demás panistas en aras de sumar votos para su candidata presidencial, debieron unirse institucionalmente, lo que no ocurrió y llevo el problema a los tribunales, en donde por cierto el derecho que practican los magistrados cada vez está más lejano de la justicia.
El problema real no es ni Fernando Yunes ni Julem Rementería, el problema real es para Josefina Vázquez Mota, quien pudo haber encontrado un estado que apuntalara su candidatura y que con los pleitos de Julem, el PAN está cayendo en el descredito, fortaleciendo el proyecto del PRI en Veracruz.
Esto es malo para la democracia en Veracruz, porque la competencia electoral se reduce, para que este estado avance en la democracia se requieren, mayores niveles de competencia y un sistema de partidos fuerte, no como parodias de partidos políticos, como el PAN en Veracruz.