Tamalín, Veracruz. – Cuando la barrena de perforación rompió la última capa de roca, a 700 metros de profundidad y accedió al yacimiento petrolífero, la tierra empezó a temblar y la torre de perforación se sacudió, hasta que la tubería salió volando y calló a unos 200 metros de distancia. El petróleo y gas brotaban a gran a presión y altura, logrando escurrir al área de calderas, donde, al contacto con el fuego, desencadenó una explosión y las llamas se elevaron a unos 300 metros de altura….
Así describen testigos lo ocurrido la mañana del 4 de julio de 1908, en el pozo petrolero San Diego de la Mar 3, mejor conocido como “2 Bocas”, en las inmediaciones del poblado San Jerónimo y lo que hoy es Mamey, municipio de Tamalín, a orillas de la Laguna de Tamiahua.
El pozo era propiedad de la compañía Pearson & Son LTD y los trabajos de perforación estaban a cargo de Carlos S. Ganahl, quien aseguró que el 4 de julio sabían que se acercaban al yacimiento y que incluso se dio la orden de apagar las calderas. Pero, el pozo se descontroló antes de lo esperado y ocurrió el siniestro.
El incendio era tan poderoso que incluso podía verse desde Tampico y el bramido del pozo podía escucharse en varios municipios a la redonda. Mucha gente abandonó sus congregaciones por el temor fundado. Tan solo el primer día se derramaron unos 100 mil barriles de petróleo, volumen que se mantuvo constante en los siguientes días.
La compañía Pearson & Son solicitó el apoyo del Gobierno y se enviaron a la zona 495 soldados del batallón de zapadores, quienes, junto a unos 300 civiles, se dieron a la tarea de intentar sofocar el incendio y detener el derrame, que ya avanzaba por esteros y la propia laguna de Tamiahua.
Lo que había sido un pozo petrolero de 15 centímetros, se transformó en un volcán de petróleo, lodo y gas, con un cráter de 200 metros. Los soldados trabajaron en forma incansable y lograron, en los primeros días, arrojar al hirviente pozo unas 800 toneladas de grava, con la ayuda de una bomba centrifuga, sin resultado alguno.
Los gases eran el mayor peligro y cobraron la vida de 2 personas y 10 mulas. También causaron estragos en la salud de los zapadores y del propio personal médico.
En los esteros, manglares y laguna había mortandad de especies acuáticas, ganado y animales domésticos. El gobierno dio la orden de quemar todo ser muerto, para evitar una epidemia en Delamar, San Jerónimo, La Merced y Rancho Nuevo.
Para finales de agosto se habían arrojado al fuego unas 3,000 toneladas de grava, lo que redujo el incendio y se pudo se trabajar en obras de construcción de represas para contener el aceite. En octubre el derrame llegó a Isla del Toro y el cráter había crecido a 360 metros.
En los primeros días de septiembre, el incendio se declaró extinto, pero, continuaron las emanaciones de agua salada sulfurosa, lodos, aceite y gas. Desde entonces el pozo sigue con sus emanaciones y el cráter sigue creciendo.
Petróleos Mexicanos estima que en el pozo Dos Bocas o San Diego de la Mar 3, se derramaron 5,700 millones de barriles.
PEMEX Y EL FALLIDO RESCATE DEL POZO “2 BOCAS”
En el 2013 PEMEX desarrolló el proyecto “Estudio Sismológico Tres Hermanos 3D Norte”, en los municipios de Tamalín, Tantima y Tamiahua. El propósito era obtener información de carácter geofísico mediante la realización de un estudio sísmico tridimensional en un área que defina la componente estructural de la formación El Abra, así como la de la formación Tamabra, para identificar trampas de hidrocarburos.
Los resultados también permitirán identificar los factores de riesgo geológico derivados del pasivo ambiental denominado Dos Bocas (pozo San Diego de la Mar No. 3).
Desde el 2003, PEMEX Exploración y Producción había invertido más de 700 millones de pesos y experimentado diferentes tecnologías de remediación en suelos contaminados en la zona de San Jerónimo y Mamey, pero con pobres resultados.
La empresa consideró que la “atención y solución es muy compleja, por las condiciones del sitio y el alto grado de intemperismo de los hidrocarburos”
Por lo anterior, el estudio sismológico ayudaría a identificar el comportamiento geológico particular en esta área y facilitaría la toma de decisiones en las actividades de remediación. Sin embargo, la crisis petrolera echó abajo nuevas estrategias para sanear la zona.
Extensas zonas son consideradas muertas por la gran cantidad de hidrocarburo que existe en la tierra y en el agua. Las imágenes de satélite muestran claramente la magnitud del daño ambiental, aun cuando ya transcurrió más de un siglo. La boca de lo que fue el pozo ha crecido a 444 metros, lo que muestra el poder de ese yacimiento que sigue vivo.