Javier Duarte se ha quedado sin amigos y sin aliados. Los perdió por el desprestigio derivado de la ambición y la corrupción. Por eso, hoy, su sueño ha terminado.
Por Óscar Mario Beteta/ EN PETIT COMITÉ / El Universal
“¡Que ni lo piense! No tiene capital político. Carece de toda autoridad. Su vulnerabilidad es extrema. Su desprestigio es enorme. Si tratara de imponer candidato, éste pagaría en las urnas la animadversión, el rechazo y el odio que ha generado con tantos excesos y corruptelas. Los veracruzanos le cobrarían a él todas las afrentas que les ha infligido su gobernador, Javier Duarte de Ochoa. Se perdería Veracruz. Y eso es lo único que no debe pasar mirando a 2018”.
El juicio es demoledor. Devastadores los comentarios. Negros los augurios. Los expresa, con la confianza de que se guardará su nombre, uno de los factores clave de la política nacional cuya responsabilidad es mantener y/o posicionar al PRI en la mayor cantidad de cargos electivos que estarán en disputa el año que viene.
Sin contar con que Colima tendrá elecciones extraordinarias para gobernador en enero próximo, el PRI tratará de imponerse en las más de 12 gubernaturas, 965 alcaldías y 488 diputaciones locales que estarán en juego el año que viene.
La vista está puesta especialmente en las gubernaturas. Y Veracruz, con el cuarto lugar nacional del padrón electoral, equivalente a casi seis millones de ciudadanos, es una posición estratégica que bajo ninguna circunstancia desea perder. Y 2018 está a muy poca distancia.
Así, la prevención de riesgos y daños estará en tres oficinas clave de la ciudad de México, más que en Palacio de Gobierno de cada entidad donde habrá comicios. Los titulares que ocupan esas sedes opinarán e influirán hasta el límite de que los factores reales de poder a nivel nacional coincidan con ellos en los nombres de quienes deberán ser postulados.
Empero, Veracruz será la excepción en ese esquema, se explica. El mandatario estatal ni podrá opinar ni mucho menos decidir. Y tratándose del nombre del aspirante a sucederlo, “será mejor que ni hable”. Nada de lo que diga será considerado.
“Ha sido claramente advertido. Se le ha reiterado que no trate de meter la mano. Todo lo que haga serviría sólo para echar a perder la estrategia concebida para ganar. Parece dispuesto a disciplinarse. Pero si intenta hacer su voluntad, hay ‘por ahí’ un amplio expediente sobre todo lo que ha hecho indebida e ilegalmente. El sistema lo tiene en un puño. Y él lo sabe…”.
En ese contexto, un solo dato debe bastarle: la deuda que tiene Veracruz actualmente supera, oficialmente, los 40 mil millones de pesos. Pero la “no oficial” casi llega a los 100 mil millones. Sólo quien puede saberlo tiene documentado el destino de una muy buena parte de esos recursos. Los más de 20 mil pesos que por ello debe cada ciudadano, sin deberla ni temerla, serían más que suficientes para frenarlo.
Otros “fierros” que ya se calientan para el gobernador y que serán usados en caso de necesidad por la oposición, son la “desaparición” de una decena de periodistas, así como los múltiples secuestros y homicidios de miembros de la sociedad civil.
Las pugnas que tiene con la clase política local de todos los partidos, y más con el suyo, lo convierten en una potencial víctima político-electoral fácil. Si alguien ha trabajado febrilmente como enemigo del PRI es Duarte de Ochoa. Se da por descontado que entregue la gubernatura a la oposición con o sin “su” candidato. El PAN y el PRD podrán aliarse y esta vez buscarán implantar una estrategia muy distinta para brincar el muro sistema-gobierno-PRI.
Así, de nada le servirá que esté impulsando a algunos de sus alfiles. Ni que aliente a quien sea, procurando, única y exclusivamente, poner heredero para que le cuide las espaldas. Para que cubra sus faltas.
Javier Duarte ideó mantener, sobre la complicidad, la gubernatura de Veracruz ad perpetuam designando a su hombre de más confianza. Pero se ha quedado sin amigos y sin aliados. Los perdió por el desprestigio derivado de la antipolítica en todas sus formas, la ambición y la corrupción. Por eso, hoy, su sueño ha terminado.
SOTTO VOCE… Con sensibilidad y visión, el director de Pemex, Emilio Lozoya, concretó tan buen arreglo sobre las pensiones con el sindicato petrolero, encabezado por Carlos Romero Deschamps, que ha sido muy bien recibido por inversionistas y calificadoras. Gran impulsor también de este histórico acuerdo fue el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, con lo cual aporta y fortalece a la concordia y la paz laboral y social, y a las finanzas de la empresa…
¿Quién, entre los gobernantes y los legisladores debe atender las necesidades de las comunidades? ¿No usurparán estos las funciones de aquellos al recibir los 500 de la Cámara de Diputados más de un millón de dólares cada uno para hacer “obra”, sin obligarse a transparentar nada? Rogelio Ortega, improvisado e incompetente ex gobernador interino de Guerrero, no debe dormir tranquilo después del señalamiento del secretario de Gobernación de que, junto con su antecesor, no hizo nada por la seguridad del estado. Por otra parte, es vox populi que hizo demasiado por y para sí mismo y por decenas de sus familiares.