Por Luis Enrique Mercado
Las proyecciones económicas de la Secretaría de Hacienda han sido consistentes en fallar los primeros tres años de esta administración y es muy probable que lo mismo suceda en 2016.
Esta falta de tino en las proyecciones económicas, esencialmente se debe a que las decisiones han sido o tardías o insuficientes.
Por ejemplo, se confió en que la economía crecería por el sólo anuncio de las reformas estructurales o por su posterior aprobación.
El problema es que dichas reformas, positivas sin duda alguna, se tardarán en tener efectos en la economía cuando menos cinco años.
La otra fuente de falla en las proyecciones es la tendencia hacendaria a sobreestimar los ingresos y a “crear ingresos” aumentando el tipo de cambio, manipulando el precio del petróleo, proyectando un crecimiento económico mayor al estimado o con el pensamiento de que habrá mayor cumplimiento por parte de los contribuyentes.
Y si bien en el pasado la manipulación en el precio del petróleo consistió en ponerlo más bajo que el precio del mercado, lo cual en algunos años dio origen a los llamados excedentes petroleros, en los últimos años el desplome en el precio y la producción petrolera empujan a proyectar precios petroleros por encima de la realidad.
Y esto no es bueno en momentos como éste.
Como lo reconoce la propia SHCP en los Criterios de Política Económica para 2016, “en 2016, el gobierno federal enfrenta tres retos importantes: (1) contener el crecimiento de la deuda y poner el saldo de la misma en una trayectoria decreciente con relación al PIB, mediante la reducción del déficit entre ingresos y gasto que ha estado presente desde la crisis financiera de 2009; (2) una caída sustancial en el precio internacional del petróleo que se estima permanente y que está acompañada de una plataforma de producción de petróleo en México históricamente baja (2,247 miles de barriles diarios, promedio proyectado para 2016), y (3) un panorama externo complejo y volátil.”
El problema es que, hasta ahora, la deuda sigue creciendo en relación al PIB y existe la preocupación por la velocidad del crecimiento; los precios del crudo se mantendrán bajos durante mucho tiempo más y no se espera que la plataforma de producción aumente sino hasta 2017 y, desde luego, el panorama mundial sigue siendo muy complicado.
Y la verdad es que aunque no se puede decir que el gobierno tenga una actitud irresponsable respecto de esos hechos, sí se puede afirmar que las respuestas han sido mediocres:
Una Reforma Fiscal errónea que no resuelve el problema de los ingresos no tributarios, porque se prefirió seguir cargando los impuestos a un sólo sector de la población.
Confiar el problema de los ingresos petroleros sólo a la Reforma Energética y no meter las manos a fondo en la ineficacia y corrupción de Pemex.
Un ajuste presupuestal insuficiente basado sólo en el esfuerzo del Poder Ejecutivo y dejado que los Poderes Legislativo y, en especial, el Judicial demanden en 2016 más dinero que en este año.
Y dejar que el crecimiento económico se produzca por sí solo sin tomar ninguna acción concreta para estimularlo.
Es decir, respuestas a medias a una problemática que ha exigido y exige aún reacciones drásticas y no pasitos gallo-gallina.
Hasta el próximo lunes con nuevas… Perspectivas.