Por Edgar Hernández/Línea Caliente
Es como ser enemigo del gobierno. Un apestado cuya presencia en el solar jarocho se traduce en ser apartado, rechazado, objeto de desprecio y, si se da la coyuntura, de ataques y agresiones de toda índole.
En la misma medida:
Ser enemigo de Miguel Angel es como echarse un alacrán al pecho, que te tenga en la mira, te mande mensajes y te responda en los medios, como es el caso de quien esto escribe, o amenazar con ponerte a trabajar “cuando sea gobernador”… y eso sí, neta, que está no de miedo, de pánico, de pavor… ¡Está cabrón! pa´cabar pronto.
Hace unos 38 años conozco a este amigo, enemigo de Fidel y también de Javier.
Y aunque nunca alternamos ni hicimos amistad, siempre lo consideré ¡Oh blasfemia! un político dinámico, habilidoso, buen orador, con presencia, muy priista -hoy panista- y con ganas, muchas ganas de ser gobernador desde la época de Patricio Chirinos Calero, en donde por un pelito y se le hace.
En alguna ocasión, allá por 2006, trabé relación y le agradecí me acercara a Roberto Madrazo, cuando éste último era presidente del PRI y después candidato a la presidencia de la República. El acercamiento fue con fines periodísticos y de amistad con el tabasqueño, quien había sido mi amigo de la infancia.
Ya después escribí en la prensa veracruzana temas de la vida política en donde lo aludí para convertirme para él, según un día me escribió, en su obligado y “asiduo lector”.
Pero regresando en el tiempo no lo vi más –y de hecho sigo sin verlo hasta este 2015- así que un buen día ya de regreso a radicar a esta generosa tierra veracruzana en 2004, me encuentro con que Fidel Herrera, ya gobernador, andaba como loco.
Había desatado, en odio desmedido, campañas de denostación contra Miguel Angel, quien por décadas y hasta donde me consta fue su gran amigo y aliado.
Ya desde entonces la embestida era desproporcionada.
Grabaciones contra Yunes donde se le señala de pederasta, documentos sobre presunto enriquecimiento inexplicable, amoríos clandestinos, abusos de poder y rechazo abierto a su familia, eran parte de las armas de destrucción masiva de Fidel contra quien al lado de Dante un día, de chavos, soñaron con ser gobernadores de Veracruz.
Fidel siempre fue un abusivo de los apodos a sus amigos, aliados, colaboradores y también enemigos de tal suerte que le puso uno a Miguel Angel, pero él también se hizo merecedor del suyo.
Con esa sátira, burletas y acusaciones que nunca prosperarían jurídicamente, cabalgó a lo largo de su sexenio.
Ya en alguna ocasión he relatado que en recordada gira en su helicóptero rojo –todo fue rojo en su mandato- Fidel me comentó a pregunta expresa del por qué tanto odio con su ex amigo.
“¡La verdad te tengo que confesar, Edgar, que el odio y el coraje le surge, pero a él por envidia, porque tengo el pene más grande que el suyo!”.
¿A qué hora se lo midieron? ¿Cuándo le confesó que lo odiaba por su pene pequeño? ¿Quién o qué dama certificó ese miembro viril? ¿Se notarió?.. Nadie sabe, nadie supo, solo su guerra.
Fidel es un hombre de rencores y abismales complejos que jamás pudo superar desde su infancia ni con todo el poder y dinero alcanzados. De ahí sus lances amorosos, muy célebres por cierto; sus alianzas inconfesables en aras de alcanzar la gubernatura; su enriquecimiento inexplicable, su populismo y las herencias malditas.
Acaso una de las más censurables y en el “¡Ahí te encargo!” le dejó como chamba al gobernador que le sucedió, Javier Duarte, seguir con la campaña de odio contra Yunes Linares.
Así, de 2010 para acá, no hay día en que no se emprendan campañas, estrategias y acciones en contra del nada dejado choleño que observa con agrado como la campaña negra en su contra ha gestado un efecto boomerang que lo tiene en los primeros planos de la política en la misma proporción que la atención ciudadana y parte de la nacional.
Al igual que cuando la Fidelidad nunca se le pudo comprobar nada, con el Duartismo sucedió algo parecido. No se ve tras las rejas a este rijoso político, tampoco sin fuero y mucho menos derrotado o retirado a cuidar a sus nietos.
Transita a la cuarta edad sin que se le despeine un pelo.
Odioso, censurado por su mal comportamiento político y supuestas pillerías, así como acusado y señalado como un político de agrio carácter, él, solo y su alma –acaso ayudado por sus hijos-, ha puesto de cabeza a dos regímenes gubernamentales que no encuentran la fórmula para destruirlo.
Por estos días la bancada priista en el Congreso de la Unión, de manera inopinada se ha juntado para en su primer acto legislativo pedir a la PGR se le investigue por multimillonario fraude al ISSSTE, así como desmedido enriquecimiento.
Pero sigue sin pasar nada.
Días después de la publicitada exigencia Yunes Linares rindió protesta como diputado federal, lo invistieron de fuero y en revire se le fue a la yugular, por enésima vez, a Fidel y Duarte.
Llevamos más de una década observando vergonzosos escenarios.
¿Es lo que a güevo tenemos que soportar tanto de un lado como del otro? ¿Acaso Veracruz merece algo mejor que estar observando como herencia obligada, pleitos personales y odios?
Previsible que para los siguientes 14 meses siga la película de la guerra entre familias y clanes donde todos días dan la nota y no precisamente de aliento de cara a la brutal crisis que vive Veracruz.
Hay algo sin embargo, que se mueve en el ambiente jarocho.
Tanto odio y guerra contra Miguel Angel ha dado como resultado un efecto en igual proporción a su legitimidad y credibilidad porque ¿Qué sucedería si hoy, mañana, pasado mañana o cuando decida jugar por la gubernatura saliera a una plaza pública, a un mercado, a una colonia o barrio, a un ejido o zona serrana y en su discurso mostrara con hechos la tragedia veracruzana de la decena trágica y pidiera en voto a cambio de cárcel para los saqueadores?
Seguro gana.
Las acusaciones en su contra hoy pareciera no lo llevarán al reclusorio, pero muy seguro que si él fuera gobernador la Fidelidad completa si lo transpondría las rejas.
¿Que son sueños de opio?
Tal vez, pero en política no hay enemigo pequeño, considerando que Pepe Yunes, ya prometió que en su primera semana como gobernador fincará responsabilidad penales contra los autores del quebranto.
No hay “enemigo pequeño” si fuera Héctor Yunes Landa el próximo gobernador al no existir evidencia de que haya firmado un pacto de inmunidad o impunidad contra Javier Duarte, Fidel Herrera y equiperos.
¿Y qué pasaría si los tres al fin paisanos y familia se unieran?
Santa María, madre de Dios ¡Que el señor nos agarre confesados!
Tiempo al tiempo.